viernes, 24 de junio de 2016

reflexión




Cuando siento que tengo mucho que decir es cuando más nos obnubilamos. Y digo nos porque ¿hasta qué punto compartimos la misma taza, el mismo cuarto, la misma cama, los mismos brazos, y seguimos advirtiendo atisbos de individualidad? Si tan recalcitrante es la sensación de la mejilla sobre la mejilla ajena, ¿hasta qué punto es mi mejilla y deja de ser la suya? ¿hasta qué pùnto se sigue siendo uno, si puedo afirmar a ciencia cierta, que usted misma es quien ahora escribe esto?