Escríbole esto, debido a que, contempladas las circunstancias, ésta es nuestra única vía de comunicación..
Hoy definitivamente decanté en el hecho, de que el mejor antídoto para el conflicto, es el viaje
mismo, y el ocio filosófico generado a partir de la mera sensación de soledad, a partir de
nuestra insoslayable mortalidad, y más hacia las raíces, a partir del abrumador miedo, cuna y
base de nuestro accionar..
Entonces puedo decirle que es en esos momentos, cuando uno se gratifica de estar vivo; de que la
inmortalidad es una fábula, un cuento, una sagaz ilusión, un holograma; así, puedo mirar a los
ojos, y saber colmado de éxtasis, que este instante singular e inmortal, es una bisagra
cronológica, un antes, un ahora y un después, que fluye perfecto, al ritmo que arde la llama de
alguna hoguera, en algún punto recóndito del globo. Que es, fué, y no volverá.. Aquella conexión:
el choque de dos fuerzas imparables, una pantomima de unión, luz que entra, luz que sale: pupilas
que osan ser lunas, y queman como el más brillante de los soles. Un cable. Una línea, un cordón. Miradas oblicuas.
[...]
[...]
Finalmente, le agrego, que considérome un ser que gusta de la soledad, pero inevitablemente, gustaría más una taza de café con usted.
Atte.
[¿?]
1968
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