quería que supieras
de mis ganas de escribirte,
y de compararte, quizá,
con alguna de esas cosas
dulces, que tanto gustan
sea el vaho,
que deja tu andar..
deambulante,
de flores y miel,
que arriba y cala
en lo más profundo
sea el tacto
tu mejor arma,
como la hoja
le es al viento:
las caricias
ya nos pintan
en el banco
de una plaza.