me había tomado el atrevimiento
de creer que ya no era lo mismo
que hace unas semanas;
que el tiempo había hecho lo suyo,
y a tus cenizas las
había llevado el viento y
quizás las furtivas pero diarias
evocaciones de tu vos tan vos eran
resabios ineludibles
del pleno encuentro fortuito.
me había equivocado.